Chistes de bares: humor en tragos cortos

Los bares son lugares donde la diversión y el humor suelen estar presentes. Ya sea contando chistes entre amigos o disfrutando de las ocurrencias del barman, el ambiente en un bar siempre está cargado de risas y buenos momentos. En esta ocasión, te traemos una selección de chistes de bares que seguramente te arrancarán más de una carcajada. Prepárate para disfrutar del humor en tragos cortos.

Chiste 1: El pingüino en busca de su hermano

En un bar muy concurrido, un pingüino entra desesperado y pregunta al barman:

– Disculpe, ¿ha visto a mi hermano?

El barman, sorprendido, le responde:

– ¿Cómo es tu hermano? ¿Tiene alguna característica especial?

El pingüino, algo agitado, dice:

– Sí, lleva puesto un sombrero negro.

El barman sonríe y le dice:

– Lo siento, no lo he visto por aquí.

El pingüino se va desilusionado y continúa su búsqueda en otros bares. Al día siguiente, vuelve al mismo bar y se encuentra al mismo barman. El pingüino le pregunta:

– ¿Has visto a mi hermano hoy?

El barman, un poco sorprendido, le responde:

– No, lo siento. ¿Seguro que tenía un sombrero negro?

El pingüino, algo desanimado, contesta:

– Sí, pero hoy llevo puesto uno igual que el suyo.

Chiste 2: El cliente en un bar de leprosos

Un hombre entra a un bar y de repente se da cuenta de que todos los clientes tienen alguna parte del cuerpo enyesada o vendada. Intrigado, se acerca al barman y le pregunta:

– Disculpe, no puedo evitar notar que todos aquí tienen alguna lesión. ¿Qué pasa?

El barman, con una sonrisa en el rostro, responde:

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– Este es un bar exclusivo para personas con lepra. ¡Bienvenido!

El hombre, visiblemente incómodo, decide marcharse inmediatamente. Pero antes de irse, el barman le dice:

– ¿Sabes? Si te quedas un poco más, tendrás derecho a tomar una bebida gratis.

El hombre, asustado, contesta:

– No, gracias. No quiero correr el riesgo de contagiarme.

Chiste 3: El borracho y su mascota

Un hombre bastante borracho entra a un bar con una serpiente enrollada en el cuello. Se acerca al barman y le dice:

– Oiga, ¿puede guardar a mi serpiente mientras voy al baño?

El barman, un poco asustado, acepta a regañadientes. El hombre se aleja unos minutos y al regresar le pregunta al barman:

– ¿Qué hizo mi serpiente mientras no estaba?

El barman, algo nervioso, responde:

– Bueno, la serpiente se desenrolló de tu cuello y se arrastró por todo el bar. Algunos clientes se asustaron, pero no pasó nada grave.

El hombre, aliviado, dice:

– ¡Vaya! Pensé que se la iba a comer a alguien.

El barman, con una sonrisa, le dice:

– No te preocupes, no permitimos animales en el bar. Y mucho menos serpientes.

Chiste 4: La apuesta en el bar

Un grupo de amigos se encuentra en un bar y deciden hacer una apuesta. El desafío consiste en tomar un trago de whisky sin pestañear, y aquel que lo logre sin pestañear durante un minuto entero se lleva todo el dinero de la apuesta.

Uno por uno, los amigos intentan realizar el desafío, pero todos fallan. Hasta que llega el turno de Pedro, un hombre de mirada inexpresiva. Toma el trago de whisky y se mantiene sin pestañear durante un minuto entero.

Los amigos quedan sorprendidos y le entregan el dinero de la apuesta a Pedro. Uno de ellos le pregunta curioso:

– Pedro, ¿cómo lograste mantener tus ojos abiertos tanto tiempo?

Pedro, sonriendo, responde:

– Simple. Me quedé dormido.

Chiste 5: El cliente que pide el «trago especial»

Un hombre entra a un bar y se sienta en una de las mesas. Llama al camarero y le dice:

– Oiga, quiero un trago especial. ¿Qué me recomienda?

El camarero, muy serio, le responde:

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– Por supuesto, señor. Permítame traerle el trago especial que tenemos en el menú.

El camarero se aleja unos minutos y vuelve con una pequeña caja de madera. La abre frente al cliente y en su interior hay una lagartija viva.

El hombre, sorprendido, pregunta al camarero:

– ¿Esto es el trago especial?

El camarero, con una sonrisa picarona, contesta:

– Claro, señor. Es nuestro famoso «Lagarto en el vaso». ¡Disfrútelo!

El hombre, horrorizado, se levanta y se va del bar sin probar el trago especial.

Chiste 6: El borracho y el elefante

Un borracho entra a un bar y se sienta en la barra. Está tan ebrio que apenas puede mantenerse en pie. El barman lo observa detenidamente y finalmente le pregunta:

– Oiga, ¿está usted seguro de que puede tomar otro trago?

El borracho, con una sonrisa torcida en el rostro, le responde:

– Tranquilo, amigo. Yo puedo tomar lo que sea. Hasta me puedo beber un elefante entero.

El barman, sorprendido por su respuesta, le dice:

– Bueno, si es así, entonces le traeré un vaso de agua.

El borracho, indignado, responde:

– ¿Agua? ¡Yo dije que podía beberme un elefante y me vas a dar agua? Ni siquiera tengo una pajita tan larga.

Chiste 7: El cliente confundido en el bar de ciegos

Un hombre entra a un bar que, sin saberlo, es exclusivo para personas ciegas. Al no poder ver, el hombre se siente un poco perdido y se acerca al barman.

– Disculpe, estoy buscando el baño. ¿Podría indicarme dónde está?

El barman, sonriendo, le responde:

– Está en la esquina opuesta de este bar. Pero antes de ir, permítame hacerle una pregunta: ¿Cuántos dedos tengo levantados?

El hombre, confundido, responde:

– Lo siento, pero no puedo ver. No sé cuántos dedos tiene levantados.

El barman, entre risas, le dice:

– ¡Correcto! Ahora puede ir al baño.

Chiste 8: El chiste del barman experto

Un hombre entra a un bar y se dirige al barman.

– Oiga, he escuchado que usted es el mejor barman de la ciudad. ¿Es cierto?

El barman, con una sonrisa de confianza, responde:

– Por supuesto, amigo. Soy tan bueno que incluso puedo hacer reír a las mesas.

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El hombre, un poco escéptico, le dice:

– No lo creo. No creo que pueda hacer reír a una mesa.

El barman, seguro de sí mismo, toma una botella vacía y la coloca frente a una mesa. Actúa como si estuviera contándole un chiste a la botella y para sorpresa de todos, la mesa empieza a reír a carcajadas.

El hombre, impresionado, le dice al barman:

– ¡Es increíble! ¿Cómo lo hiciste?

El barman, con una amplia sonrisa, responde:

– Soy el mejor barman de la ciudad, como te dije. Incluso las mesas se ríen con mis chistes.

Chiste 9: La importancia de tomar agua en el bar

Un hombre entra a un bar y se sienta en la barra. Pide una cerveza y el barman se la sirve rápidamente. Pero antes de que el hombre pueda tomar el primer sorbo, el barman le dice:

– ¿Sabías que es importante beber agua mientras estás en un bar?

El hombre, algo sorprendido, le responde:

– No lo sabía. ¿Por qué es importante?

El barman, con tono didáctico, le explica:

– Bueno, beber agua entre tragos de alcohol te ayuda a mantener hidratado tu cuerpo y reducir los efectos negativos del alcohol. Además, ayuda a evitar la resaca al día siguiente.

El hombre, agradecido por la información, pide un vaso de agua y lo bebe antes de tomar su cerveza.

Chiste 10: El cliente que no sabe pedir un trago

Un hombre entra a un bar y se acerca al barman.

– Oiga, quiero un trago muy fuerte. ¿Qué me recomienda?

El barman, pensativo, le responde:

– Bueno, si busca algo fuerte y con mucho sabor, puedo prepararle un «Beso del Diablo». ¿Le gustaría probarlo?

El hombre, un poco asustado, contesta:

– Uhmm, no sé si quiero algo tan fuerte. ¿Tiene algo más suave?

El barman, algo frustrado, le dice:

– Claro, puedo hacerle un «Beso de Mariposa». Es más suave pero sigue siendo delicioso.

El hombre, confundido, responde:

– No, no quiero una bebida con besos. Mejor tráigame una cerveza.

Conclusiones y cierre del artículo

Imagen relacionada con el subtítulo h2: Conclusiones y cierre del artículo

Los chistes de bares son una excelente forma de animar una velada y provocar risas entre amigos. Desde un pingüino en busca de su hermano hasta un cliente confundido en un bar de ciegos, estos chistes nos muestran el humor que se puede encontrar en los lugares más inesperados. Además, nos enseñan la importancia de tomar agua en el bar y nos invitan a disfrutar de tragos especiales (aunque algunos pueden ser un poco extraños). Así que la próxima vez que vayas a un bar, no te olvides de compartir alguno de estos chistes para crear un ambiente divertido y lleno de risas. ¡Salud!

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